_ Por la quilla de mi nave que ha de ser él. Oíd que pisa… fuerte y dos veces, tal don Francisco dijo…
_ Pero… ¿y la sevillana, capitán?
_ Silencio.
_ …
_ No hay sevillana, hermano. Huyamos a Santana.
_ Aguarda, vascongado. Hay algo… Entreabre la ventana, GotaFría. Poco. Así. Que no noten presencia si hay guardias en la calle…
_ Daré mordiscos, capitán, a esos y al que sube.
_ Silencio…
_ …
_ Callad. Desenvainad lento.
_ Mi trabuco carga pólvora.
_ ¿Ya?
_ Siempre.
_ Bien, mi pariente. Ambos tomad alineación de asechanza. Apuntad a la puerta. GotaFría, agarra el portillo. Si habremos de saltar diré agua. Pero no abráis fuego si no digo.
No creo…
Sea tal vez…
Oigo dos pasos escalón según suenan… Y fuertes, muy marcados… Es extraño…
_ ¡Ya está ahí!
_ Shhh.
_ …
_ ¿Eh? ¡No creo!
_ ¿Llama como huésped?
_ Silencio…
_ No canta sevillana, hermano. ¡Vayámonos…!
_ Llamado han despacio, vascongado…
_ No me fío…
_ ¡Deja que le abra, capitán, y acero le dé de bienvenida!
_ ¡Silencio, Gota! ¡Está abriendo! ¡Tiene llave! ¡Preparaos!
_ ...
_...
_ ¡¡Quieto ahí!!
_ ¡¡No disparéis!!
_ ¡¡Quietos todos!! ¡¡Apuntadle!!
_ …
_ ¡¡¿Quién sois vos?!!
_ ¡De Francisco de Medina vengo! ¡Yo sólo! ¡No disparéis!
_ ¡Vuestra prueba! ¡Dádnosla!
_ ¡No llevo!
_ ¡Habremos de disparar entonces, amigo!
_ ¡No! ¡No lo hagáis si preciáis la vida! ¡Vigilan la calle! ¡Vengo a revelaros salida! ¡Subí a dos pasos escalón! ¡Francisco me advirtió!
_ ¿Y por qué no subisteis…? ¡Ah! ¡Eso es! ¡La prueba! ¡¿Qué habríais venir cantando?!
_ ¡¿Cómo?!
_ ¡Voy a dispararle, capitán!
_ ¡¡No!!
_ ¡¡Quieta, GotaFría!!
_ ¡Dios…!
_ ¡Si es por bien que venís de don Francisco de Medina, tabernero insigne de La Torva de Triana, una canción andaluza debríais haber tarareado en la escalera!
_ ¡¿Una canción?!
_ Descubríos la cara dese paño, indicadnos qué palo del Flamenco mentó Francisco y viviréis.
_ ¡De veras que no escuché…! ¡Un momento! ¡Sí habré! Se…, sev… ¡sevillana!
_ ¡Sevillana! ¡Eso!
_ ¡Señor, veámonos! ¿Es que no habrás verlo, capitán? ¡Casualidad es ésta, que de estar en la Sevilla se cante sevillana! Los ojos son para ver, y vacilado ha al decirlo.
_ Así es, mujer. Pero yo juro que de parte suya vengo, y que por haberlo dicho él a mitades, razón hay para mi duda.
_ Y cuál.
_ Francisco no alcanzó a proveerme ese detalle… Lo dicho.
_ ¡Válgate Dios, que es Francisco tabernero y anda bien de la memoria!
_ Ya no lo anda, señorita.
_ ¡¿Cómo habréis, hombre?!
_ Sentirlo es poco para mí, que era su amigo…
_ ¡Por Dios, que pasado habrá lo que oír no quiero!
_ Llegaba yo en bajando la calle, sin saber, lo juro, y vi seis guardias que lo sacaban de la tasca y lo forzaban.
_ ¡No!
_ En desgracia mía..., sí. Lo atravesaron sin dar tiempo a encararme.
_ ¡¡Rayos!! ¡Francisco! ¡Muerto!
_ Yo me acerqué resuelto, que yacía él en suelo encharcado y los guardias yéndose, y al tomarle en mi lecho tratando abrigarlo, díjome sólo de tres amigos que habrían en la posada, de llevármelos a Santana por la galería y de haber dar dos pasos fuertes cada escalón por que me abrieran… ¡Y a hablar iba algo más de cantar sev…, pero hubo de toser y las fuerzas le fallaron!
_ Jode…
_ Don Francisco de Medina…
_ Lo siento por vuecedes, caballeros. Y por mí.
_ ¿Y dónde han ahora sus restos?
_ Abajo. Baltasar ha echado la turba y colocado una mesa. Esperan que llegue el médico por dar parte de acabamiento y buscar velorio...
_ ¡Quiero verlo!
_ ¡Imposible!
_ ¡Capitán! ¡Miente el malandrín! ¡No hay muerto ahí abajo!
_ Sí que lo hay, mas también un gendarme que vigila, niña, y porque mudar de aires no es fuerte de los Robles, ¿verdad, Claudia?, ahora os reconozco.
_ ¿Cómo? ¿Habréis de ser conocido bajo ese paño?
_ Así es, niña. No cambias. Miradme sin él…
_ ¡Cielos! ¡No puede ser! ¡ChotaCalva!
_ ¡Ven a mis brazos, vieja amiga!
_ ¡Creerlo es absurdo, Dios mío! ¡ChotaCalva!
_ ¡Cuántos años, niña!
_ ¡¡Sí!!
_ ¿Entiendes algo tú, hermano?
_ En absoluto…
_ ¡Es ChotaCalva, capitán! ¡Camarada de juergas!
_ ¿De juergas?
_ ¡Y de bailes!
_ ¡La Virgen!
_ ¡Dios, ¿cómo has en la Sevilla, muchacho?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Ya no bailas para aquellos?!
_ ¡De contar es largo todo, niña, que tanto mareo da la vida…!
_ ¡Y tanto lo ha! ¡Soy pirata!
_ ¡No! ¡¿De veras?! ¡Claudia, danzante de la Luna, ¿pirata?!
_ GotaFría, si no es molestia. Hube dejar aquella vida por hallar otra más rica.
_ ¡Claro! ¡No sabrás lo que te hallo ahora, que también cambié la danza por la daga, y a honra buena aunque pena!
_ ¡Hola! ¡¿También pirata?!
_ ¡Pero de tierra, niña! ¡De tierra!
_ ¡¡Como vos, don Cancio!!
_ ¿Bandolero habéis, señor?
_ Algo así.
_ Yo soy Jesús Cancio, aunque conócenme por El Vegano al norte, hermano de él, el capitán pirata Jack de los Espárragos.
_ Oí hablar de vos, capitán.
_ Es sobrado placer, amigo. Y la bienvenida tramitada siento como daga en el pecho si es por bien que conocéis a GotaFría.
_ Así es, señor. Amigos de tretas hubimos ser en Cádiz, hace años, y vuestra disculpa acepto grata sin rumiarlo y juzgándola propia del caso.
_ ¡ChotaCalva! ¡Ja! Qué alegría…
_ Otra muerte pare vida, mi Gota… Pena de Don Francisco.
_ Pena que, yo presumo, caballeros, proveída ya la condición feroz de Sus Mercedes, no privará al arrojo de sus céfiros tajantes…
_ ¡Ni hablar, amigo!
_ ¡Nunca!
_ ¡Venganza!
_ Si mejor no ha el destino, asumo resolutivo el tesón destas lanzas, necesarias y forzosas, por hallar vuecedes peligro en cualquier calle de la Sevilla desde ahora.
_ ¡A esos cutildeques que ajaron de maltrato el alma del cofrade, muerte así dada!
_ ¡A ellos!
_ ¡A ellos!
_ ¡¡A ellos!!
_ Tomar habréis los efectos íntimos ahora, por cumplir yo la voluntad de Francisco en llevándoos a Santana.
_ Que lo que él dijo sea.
_ ¡Pero yaceremos allí como ratas rodeadas, capitán!
_ No, GotaFría. De allí habrá sacarnos el Gitano con su bote.
_ ¡De veras que no entiendo, caballeros! ¡Y la afrenta, capitán! ¡Y don Francisco!
_ La daremos en tanto quiera el hado no nos vigilen.
_ Pero… ¡¿Y las deudas de Hamilton?! ¡Y los planos que tenídome han un mes encerrada en la Sevilla como tonta!
_ Pues habrán de esperar. Que de tan veterano no importune a Hamilton la linda demora.
_ ¡¿Y un bote, capitán?! ¡¿Qué bote habremos?! ¡¿Del río?!
_ Del río que muere en la mar y da vida más ancha. Largamos a Cádiz, GotaFría. Aquí nos han descubierto.
_ Pero… ¿y la sevillana, capitán?
_ Silencio.
_ …
_ No hay sevillana, hermano. Huyamos a Santana.
_ Aguarda, vascongado. Hay algo… Entreabre la ventana, GotaFría. Poco. Así. Que no noten presencia si hay guardias en la calle…
_ Daré mordiscos, capitán, a esos y al que sube.
_ Silencio…
_ …
_ Callad. Desenvainad lento.
_ Mi trabuco carga pólvora.
_ ¿Ya?
_ Siempre.
_ Bien, mi pariente. Ambos tomad alineación de asechanza. Apuntad a la puerta. GotaFría, agarra el portillo. Si habremos de saltar diré agua. Pero no abráis fuego si no digo.
No creo…
Sea tal vez…
Oigo dos pasos escalón según suenan… Y fuertes, muy marcados… Es extraño…
_ ¡Ya está ahí!
_ Shhh.
_ …
_ ¿Eh? ¡No creo!
_ ¿Llama como huésped?
_ Silencio…
_ No canta sevillana, hermano. ¡Vayámonos…!
_ Llamado han despacio, vascongado…
_ No me fío…
_ ¡Deja que le abra, capitán, y acero le dé de bienvenida!
_ ¡Silencio, Gota! ¡Está abriendo! ¡Tiene llave! ¡Preparaos!
_ ...
_...
_ ¡¡Quieto ahí!!
_ ¡¡No disparéis!!
_ ¡¡Quietos todos!! ¡¡Apuntadle!!
_ …
_ ¡¡¿Quién sois vos?!!
_ ¡De Francisco de Medina vengo! ¡Yo sólo! ¡No disparéis!
_ ¡Vuestra prueba! ¡Dádnosla!
_ ¡No llevo!
_ ¡Habremos de disparar entonces, amigo!
_ ¡No! ¡No lo hagáis si preciáis la vida! ¡Vigilan la calle! ¡Vengo a revelaros salida! ¡Subí a dos pasos escalón! ¡Francisco me advirtió!
_ ¿Y por qué no subisteis…? ¡Ah! ¡Eso es! ¡La prueba! ¡¿Qué habríais venir cantando?!
_ ¡¿Cómo?!
_ ¡Voy a dispararle, capitán!
_ ¡¡No!!
_ ¡¡Quieta, GotaFría!!
_ ¡Dios…!
_ ¡Si es por bien que venís de don Francisco de Medina, tabernero insigne de La Torva de Triana, una canción andaluza debríais haber tarareado en la escalera!
_ ¡¿Una canción?!
_ Descubríos la cara dese paño, indicadnos qué palo del Flamenco mentó Francisco y viviréis.
_ ¡De veras que no escuché…! ¡Un momento! ¡Sí habré! Se…, sev… ¡sevillana!
_ ¡Sevillana! ¡Eso!
_ ¡Señor, veámonos! ¿Es que no habrás verlo, capitán? ¡Casualidad es ésta, que de estar en la Sevilla se cante sevillana! Los ojos son para ver, y vacilado ha al decirlo.
_ Así es, mujer. Pero yo juro que de parte suya vengo, y que por haberlo dicho él a mitades, razón hay para mi duda.
_ Y cuál.
_ Francisco no alcanzó a proveerme ese detalle… Lo dicho.
_ ¡Válgate Dios, que es Francisco tabernero y anda bien de la memoria!
_ Ya no lo anda, señorita.
_ ¡¿Cómo habréis, hombre?!
_ Sentirlo es poco para mí, que era su amigo…
_ ¡Por Dios, que pasado habrá lo que oír no quiero!
_ Llegaba yo en bajando la calle, sin saber, lo juro, y vi seis guardias que lo sacaban de la tasca y lo forzaban.
_ ¡No!
_ En desgracia mía..., sí. Lo atravesaron sin dar tiempo a encararme.
_ ¡¡Rayos!! ¡Francisco! ¡Muerto!
_ Yo me acerqué resuelto, que yacía él en suelo encharcado y los guardias yéndose, y al tomarle en mi lecho tratando abrigarlo, díjome sólo de tres amigos que habrían en la posada, de llevármelos a Santana por la galería y de haber dar dos pasos fuertes cada escalón por que me abrieran… ¡Y a hablar iba algo más de cantar sev…, pero hubo de toser y las fuerzas le fallaron!
_ Jode…
_ Don Francisco de Medina…
_ Lo siento por vuecedes, caballeros. Y por mí.
_ ¿Y dónde han ahora sus restos?
_ Abajo. Baltasar ha echado la turba y colocado una mesa. Esperan que llegue el médico por dar parte de acabamiento y buscar velorio...
_ ¡Quiero verlo!
_ ¡Imposible!
_ ¡Capitán! ¡Miente el malandrín! ¡No hay muerto ahí abajo!
_ Sí que lo hay, mas también un gendarme que vigila, niña, y porque mudar de aires no es fuerte de los Robles, ¿verdad, Claudia?, ahora os reconozco.
_ ¿Cómo? ¿Habréis de ser conocido bajo ese paño?
_ Así es, niña. No cambias. Miradme sin él…
_ ¡Cielos! ¡No puede ser! ¡ChotaCalva!
_ ¡Ven a mis brazos, vieja amiga!
_ ¡Creerlo es absurdo, Dios mío! ¡ChotaCalva!
_ ¡Cuántos años, niña!
_ ¡¡Sí!!
_ ¿Entiendes algo tú, hermano?
_ En absoluto…
_ ¡Es ChotaCalva, capitán! ¡Camarada de juergas!
_ ¿De juergas?
_ ¡Y de bailes!
_ ¡La Virgen!
_ ¡Dios, ¿cómo has en la Sevilla, muchacho?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Ya no bailas para aquellos?!
_ ¡De contar es largo todo, niña, que tanto mareo da la vida…!
_ ¡Y tanto lo ha! ¡Soy pirata!
_ ¡No! ¡¿De veras?! ¡Claudia, danzante de la Luna, ¿pirata?!
_ GotaFría, si no es molestia. Hube dejar aquella vida por hallar otra más rica.
_ ¡Claro! ¡No sabrás lo que te hallo ahora, que también cambié la danza por la daga, y a honra buena aunque pena!
_ ¡Hola! ¡¿También pirata?!
_ ¡Pero de tierra, niña! ¡De tierra!
_ ¡¡Como vos, don Cancio!!
_ ¿Bandolero habéis, señor?
_ Algo así.
_ Yo soy Jesús Cancio, aunque conócenme por El Vegano al norte, hermano de él, el capitán pirata Jack de los Espárragos.
_ Oí hablar de vos, capitán.
_ Es sobrado placer, amigo. Y la bienvenida tramitada siento como daga en el pecho si es por bien que conocéis a GotaFría.
_ Así es, señor. Amigos de tretas hubimos ser en Cádiz, hace años, y vuestra disculpa acepto grata sin rumiarlo y juzgándola propia del caso.
_ ¡ChotaCalva! ¡Ja! Qué alegría…
_ Otra muerte pare vida, mi Gota… Pena de Don Francisco.
_ Pena que, yo presumo, caballeros, proveída ya la condición feroz de Sus Mercedes, no privará al arrojo de sus céfiros tajantes…
_ ¡Ni hablar, amigo!
_ ¡Nunca!
_ ¡Venganza!
_ Si mejor no ha el destino, asumo resolutivo el tesón destas lanzas, necesarias y forzosas, por hallar vuecedes peligro en cualquier calle de la Sevilla desde ahora.
_ ¡A esos cutildeques que ajaron de maltrato el alma del cofrade, muerte así dada!
_ ¡A ellos!
_ ¡A ellos!
_ ¡¡A ellos!!
_ Tomar habréis los efectos íntimos ahora, por cumplir yo la voluntad de Francisco en llevándoos a Santana.
_ Que lo que él dijo sea.
_ ¡Pero yaceremos allí como ratas rodeadas, capitán!
_ No, GotaFría. De allí habrá sacarnos el Gitano con su bote.
_ ¡De veras que no entiendo, caballeros! ¡Y la afrenta, capitán! ¡Y don Francisco!
_ La daremos en tanto quiera el hado no nos vigilen.
_ Pero… ¡¿Y las deudas de Hamilton?! ¡Y los planos que tenídome han un mes encerrada en la Sevilla como tonta!
_ Pues habrán de esperar. Que de tan veterano no importune a Hamilton la linda demora.
_ ¡¿Y un bote, capitán?! ¡¿Qué bote habremos?! ¡¿Del río?!
_ Del río que muere en la mar y da vida más ancha. Largamos a Cádiz, GotaFría. Aquí nos han descubierto.