Hoy Francisco de Medina ha cerrado con más ímpetu los cuatro ventanucos de la cálida taberna, por lo que Enero habrá de quebrarse ahí fuera pese a sus tercos alaridos. Como todas las reminiscencias del invierno, él también acabará deshaciéndose en escarcha sobre las paredes de La Torva. Y mientras esto suceda, enredada entre los cabos que sostienen los candiles, una nube de vapor seguirá caldeando el techo de la tasca, y entre la música de madera y el tintinear de los licores, continuará oyéndose, por siempre, el gorjeo de la noche. Borrachos somnolientos. Risillas displicentes. Temple de cantina perfumada con el cáliz de unas historias que sería más cauto no contar.
Bajo la escalera, en una esquina penumbrosa y sobre una mesa muy pequeña, dos individuos conversan entretenidamente, ambos encubiertos por sendos sombreros. Nadie parece oírlos. Y de hecho, nadie los oye.
Bajo la escalera, en una esquina penumbrosa y sobre una mesa muy pequeña, dos individuos conversan entretenidamente, ambos encubiertos por sendos sombreros. Nadie parece oírlos. Y de hecho, nadie los oye.
4 comentarios:
Hablar a la sombra bajo un sombrero, envuelto en la intimidad que proporciona un rincón: he aquí uno de los placeres de las tabernas. Bella imagen, mi fiel pirata.
Gracias por sus comentarios siempre esperados, Monsieur. Son para mí pequeños claros de cielo entre las nubes de la inseguridad ;)
Se volvió a abrir la taberna, y yo que me alegro en grado sumo, gentil tabernero.
He de decirle que la decoración de este lugar, tras las obras que tuvo a bien ejecutar, ha quedado estupenda. Sobre todo, le envidio esta hoja que se asemeja a un pergamino. Su gusto por lo clásico me desarma y me pronostica grandes veladas en compañía de su generosidad y de otros comunes amigos.
Así será, si las tornas continúan tan sumamente cómodas en la posición que han hayado. Me alegra sobremanera leerte por aquí y descubrir que aun andabas esperando que arrancara. Gracias por la paciencia y Bienvenida a mi taberna.
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